La psicoterapia de grupo y los TCA

Los trastornos de la conducta alimentaria son multifactoriales en su desarrollo y resistentes al cambio en su abordaje, lo cual crea la necesidad de establecer un contexto de intervención multidisciplinar e intensivo donde se trabajan todas las áreas alteradas y en el que la terapia de grupo se convierte en el motor de cambio.

El paciente que sufre un TCA se siente solo, lleva consigo un gran secreto que es difícil de rebelar se siente confuso o no ve que tenga un problema. En este sentido la terapia de grupo facilita sentirse acompañado y es más fácil conseguir conciencia de enfermedad con la ayuda de otros.

El poder del escenario grupal proviene de sus miembros y de la importancia que tienen las interacciones personales en nuestro desarrollo psicológico.

Se establecen lazos afectivos que permiten trabajar las emociones. Así como el aprendizaje de valores que favorecen la adaptación al mundo lejos de la imagen y la superficialidad que se suelen observar en estas enfermedades.

La terapia de grupo como técnica de intervención posee una serie de factores terapéuticos que permiten que el paciente pueda realizar cambios de manera más rápida y sostenida en el tiempo.

Estos factores son:

  • La esperanza de cambio. El grupo como sistema terapéutico ofrece la posibilidad de compartir espacio con diferentes miembros que se encuentran en fases de evolución diferentes. Observar la mejoría en otros, escuchar y compartir su experiencia de recuperación establece esa posibilidad que en muchos momentos el paciente ya ha descartado, creyendo que no es posible cambiar. 
  • La universalidad. En el grupo los miembros comparten mismos problemas, sufrimiento, síntomas, emociones lo cual que les permite identificarse. Vivir esta experiencia es algo liberador, el paciente se siente menos solo, menos diferente, se siente comprendido y menos perdido. Este factor ayuda a que el paciente pueda vencer resistencias y abrirse a compartir lo que le ocurre con el grupo de compañeros. Empezar a expresar y poner en voz alta, empezar a comunicar.
  • Transmitir información (instrucción y consejo). El grupo supervisado siempre por un terapeuta se convierte en un contexto en el que los pacientes van aprendiendo y profundizando sobre la enfermedad que sufren. Se establecen recomendaciones a partir de la experiencia exitosa de otros miembros. Si a los demás les sirve, a mí también me puede servir. El paciente más recuperado se reafirma en los cambios adquiridos a través de esa trasmisión de su experiencia propia. 
  • La autoayuda. Este factor esta basado en el valor del altruismo y la solidaridad de tener en cuenta al otro y que el paciente se sienta bien a través del cambio de los demás. Que el poder ayudar al otro le haga sentirse útil y mejorar también su autoestima. Todos forman parte de la mejoría de todos. Este trastorno genera que el paciente este demasiado centrado en sí mismo, hay gran dificultad en mirar hacia afuera y tener en cuenta a los demás, salir de uno misma ayuda a distraer el pensamiento obsesivo centrado en la alimentación y el cuerpo.
  • Desarrollo de técnicas de socialización. El contexto grupal se convierte en un sistema representativo del mundo social, pero con un marco de confianza y seguridad. Esto permite que las propias relaciones que se establecen entre ellos sirvan para mejorar dificultades en el ámbito de las habilidades sociales y la asertividad. Así como utilizar técnicas vivenciales y desarrollar un entrenamiento para después llevarlo a su propia realidad.
  • Comportamiento imitativo (aprendizaje vicario). Se trata de la adquisición de nuevas conductas a través de la observación del comportamiento de los demás. Los comportamientos que se alejan del síntoma y mejoran la funcionalidad de la persona, así como una cada vez mejor adaptación al entorno se observa como positivos y ayudan a otros a que se planteen ir adquiriéndolos.
  • Catarsis. En el contexto grupal se genera el clima adecuado para poder ventilar frustraciones y emociones negativas que no permiten poder avanzar. Poder soltar, desahogar, expresar a través de las palabras, rodeados de personas con una misma experiencia es altamente liberador. Las personas que sufren un TCA soportan elevados niveles de sufrimiento interno que llevan en soledad por temor o vergüenza o falta de conciencia. Vivir esta experiencia les hace romper tabúes y aligerar carga emocional y culpa.
  • Cohesión. La convivencia de los miembros del grupo compartiendo intimidad, ayuda mutua, momentos difíciles, pero también de progreso de los compañeros genera una profunda unión entre ellos desde el objetivo común de recuperarse. El grupo se une junto con la ayuda del terapeuta para convertirse en un agente de salud.

A través de la experiencia de cambio vivida y compartida a lo largo de todos los años con los pacientes con TCA, en sus diferentes procesos de recuperación con la terapia de grupo, podemos decir en sus propias palabras que el grupo:

  • Confronta
  • Acompaña
  • Comprende
  • Consuela
  • Impulsa
  • Te permite crecer
  • Acoge
  • Felicita
  • Te Salva

Y por todas estas razones en el tratamiento que realizamos en Maradam la terapia de grupo es una herramienta de intervención imprescindible y necesaria para acompañar a los pacientes en ese camino de cambio que se convierte el proceso de recuperación.

Pilar Arasanz – Psicóloga especialista en TCA (Maradam)

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